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La creación de la actual Banda de Cornetas y Tambores comenzó a gestarse al término de la Semana Santa de 1992, más concretamente una vez finalizada la Procesión del Resucitado. Una sección, todo hay que decirlo, de la que nunca había gozado la Cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón. En un principio se remitió a los promotores de esta idea, personas ajenas a la Cofradía, a la Junta Pro-Fomento de la Semana Santa ya que por aquellas fechas se estaba gestando la creación de una Banda de Cornetas y Tambores autónoma, con la idea de que se unieran a ella. Esta idea nunca llegó a cuajar y la Junta Pro-Fomento no estimó oportuno hacerse cargo de una formación de este tipo con lo que nuevamente volvieron a ponerse en contacto con la Junta de Gobierno de la Cofradía en el mes de septiembre de ese mismo año. A partir de ese momento comienza las conversaciones para crear una formación en la que, y a petición de sus componentes, no se permitía la entrada de componentes femeninos ni a niños y el ámbito de sus actuaciones sería exclusivamente las procesiones de Semana Santa.

Las primeras cornetas se adquirieron de segunda mano a la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, de León, mientras que la percusión (nueva) se adquirió a la firma “Musical Acero” de la misma ciudad. Como la Cofradía no tenía dinero, se tuvo que pedir un crédito al Banco Castilla con el aval personal del Juez, el Mayordomo y el Secretario teniéndose que devolver con las salidas que la Banda tuviera. Y así comenzó su andadura.

Al término de la Semana Santa de 1993 y visto el éxito de su primera participación dentro de los desfiles procesionales, con no menos de 15 actuaciones, los miembros piden cambiar los instrumentos para mejorar la sonoridad y seguir creciendo musicalmente pero con un crédito recién pedido no se estaba en condiciones de afrontar un nuevo gasto.

Vista la ilusión de sus miembros, y porque no decirlo, la esperanza que la Cofradía tenía en su Banda, se buscó una solución alternativa y se propuso la creación de una Banda Filial que sirviera de cantera a la titular (no olvidemos que los niños son el futuro de la Cofradía, aunque en un principio los miembros fundadores no los quisieran en sus filas) y que, de paso, ayudara a sufragar la adquisición de ese nuevo instrumental mediante la recompra de los instrumentos antiguos junto con una cantidad de dinero que tendrían que poner “los mayores”. Así pues, de no tener sección musical pasamos, en dos años escasos, a tener dos formaciones (Titular y Filial) que convivieron hasta el domingo 2 de febrero de 1997, fecha en la que dos componentes “en representación”, dijeron entonces, del resto de la Banda comunican en el domicilio del Juez la decisión de abandonar la disciplina de la Cofradía, llevarse los instrumentos y ofrecer sus servicios a otra Cofradía. Exigencias y pretensiones fuera de lugar, contraviniendo incluso el reglamento de régimen interno que ellos mismos habían aprobado, hicieron que a partir de dicha fecha la Filial pasara a ocupar el lugar de la Titular.

Con la perspectiva que da el paso del tiempo, y a pesar del duro golpe que supuso entonces, hay que agradecer a los primitivos componentes que su buen hacer musical durante aquellos años despertara el gusto por este tipo de música a pesar de que su posterior andadura en la cofradía que les acogió fuera realmente corta.

Desde entonces, con sus luces y sus sombras, pero de manera continuada (no hay que olvidarlo) ha representado con dignidad en cuantos actos ha representado a la Cofradía y lo que es más importante: sus miembros la sienten como suya y entienden su posición dentro de la misma. Procesiones de Semana Santa, de Gloria, certámenes, encuentros musicales, ofrendas florales, cabalgatas de Reyes, entre otros actos, contemplan sus actuaciones en difícil equilibrio entre población, ensayos, trabajo y aficiones.

En la actualidad la componen 36 miembros de ambos sexos todos ellos con la juventud por bandera. A parte del hábito estatutario, para sus actuaciones fuera de la Semana de Pasión visten polar verde botella con anagrama bordado a la altura del pecho en su lado izquierdo; zapatos, calcetines, pantalón, corbata y guantes negros; camisa de manga larga blanca y cadetera color amarillo oro. Las componentes con pelo largo lo recogen con un lazo de color negro con las iniciales del nombre de la institución (C. S. V. C. y C.) bordadas en amarillo oro.